En los últimos años están surgiendo diferentes modelos de lo que se ha venido a llamar, con mayor o menor acierto, economía participativa. Ahí están los portales de viajes compartidos, desde los famosos BlaBlaCar o Amovens, hasta los hoy ya célebres VTC en las ciudades. Pero también existen iniciativas empresariales que pretenden hacer llegar el ‘carsharing‘ -compartir coche- a las comunidades de vecinos.
Se trataría de contar con uno o varios coches a disposición de los vecinos, para que estos hagan uso de los mismos de forma colectiva.
Una idea que ya han tenido en Noruega. Allí, una promotora inmobiliaria desarrolló este producto y lo implantó en sus comunidades de propietarios de Oslo. Pero pasado un tiempo, la inmobiliaria pensó que su negocio no era gestionar flotas de carsharing, por lo que lo traspasó a una empresa de alquiler de vehículos, que lo sigue explotando.
Si bien es una idea que encajaría en futuros proyectos de comunidades de propietarios, es posible aplicarlo a las ya existentes. Al fin y al cabo, no sería más que otro es un servicio comunitario que podría interesar a los propietarios, como hoy día lo es la piscina o el gimnasio comunitario.